Ventanal de La Alhambra de Granada
No se sabe a ciencia cierta cómo hemos llegado a esta situación. Ya empezaban a oírse voces lejanas de oriente, pero no creíamos que se llegarían a oír tan cerca. De una creciente intranquilidad fuimos pasando a un temor cierto y de ahí al confinamiento.
Día 1: Amaneció como un día cualquiera, sol en la ventana y brisa suave ahí fuera. Un silencio inusual se metió en el salón al abrir la puerta del jardín, pero el revoloteo de unos pajarillos lo acalló. Pisar la hierba y escuchar el roce de mis pasos por ella me sorprendió gratamente, nunca había sentido ese sonido tan claro como ahora. Tras unos instante de contemplación, una melodía vino a mi mente, hacía tiempo que no la escuchaba:
Los sonidos del silencio:
https://www.youtube.com/watch?v=ejbWlc0FJ6o
Día 2: Atareado con las actividades que le proponía a mis alumnos, se pasó la mañana volando. La primavera nos ha traído otra vez la lluvia y ese olor penetrante me acompaña y abstrae, regresan sueños y música. Y los recuerdos de la última vez que estuve en Granada.
Día 3: La cocina ha vuelto a ser el centro neurálgico de la actividad en casa. Todo el día entre platos, continuamente lavando vajilla, buscando recetas y cocinando mucho más de lo que necesitamos. Engordar es lo de menos, es aplacar la ansiedad, ocupar el tiempo, no acordarse del enemigo que acecha ahí fuera. Era muy joven cuando este programa de cocina me entusiasmaba y os lo recuerdo aquí :
https://www.youtube.com/watch?v=CkvPoXk68Ek
Día 4: Las tardes pasan monótonas, el sopor tras la comida nos mece en un sueño reconfortante que nos repara, porque en la tele pasa un capítulo de la serie que sigo, pero no me aguantan los ojos y me duermo. A eso de las 8 de la tarde salimos al balcón y aplaudimos a los que están en primera línea de lucha contra el virus, a los que lo sufren y mueren por ello, y también nos aplaudimos a nosotros mismos, por animarnos a resistir.
Día 5: Hay que preparar la cena. ¿Qué hay en la nevera? Ah, pico lechuga, un poco de aceite, limón y sal...le añado una latita de atún y un yogur. En la tele dan una peli de acción, antes de que acabe ya me he dormido. Venga, a la cama, UN DÍA MENOS.
Los días que siguieron, más o menos igual.
Dos variantes, media hora de gimnasia y subir escaleras cada tarde.
3 comentarios:
Si nos lo llegan a decir que iba a pasar esto no los hubiéramos creído, porque más que nada parece una película de terror, lo del virus y estar todo el mundo parados, esto es increíble pero cierto.
Pero debemos seguir nuestra vida, desde el confinamiento, siempre hay cosas que hacer, y lo mejor dar gracias por seguir viviendo.
Me ha gustado tu diario, yo también tengo uno programado en mi blog "Algo más que palabras" que próximamente publicaré.
Me ha encantado que hayas vuelto a reabrir este blog, igual he hecho yo estos días, con "Mi pluma de cristal" lo tenía abandonado desde hace tres años. Así que un gusto volver a reencontrarnos aunque haya tenido que ser por el confinamiento.
Feliz día.
Un abrazo.
PD.- Cuando tengas respondidas las preguntas de tu homenaje me las envías por email, con lo que quieras compartir. Muchas gracias.
Hola Mateo, vengo del blog de María Dorada. He venido a agradecerte tu comentario que sobre mí haces en la entrevista. Estoy curioseando y lo que voy viendo me gusta, así que me quedo, con tu permiso. Te dejo mi enlace por si alguna vez quieres pasarte.
Amistosamente.
https://franconetti-aula-abierta.blogspot.com
Mateo, gracias por compartir esos días de cuarentena, que todos vamos superando como podemos. Te he descubierto en el blog de María, donde nos has mostrado tu entrega, tu generosidad y tus ganas de superación en todo lo que haces.
Te dejo mi felicitación, mi abrazo y mi ánimo para que sigas compartiendo con todos.
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