Continuando con algunos relatos cortos con los que participé en el concurso de la SER, os dejo éste que se quedó atrás.
Título: En tránsito
Se escucha ese "pi" infinito, tan irracional, y a continuación, al pasar al otro lado, el pitido va desapareciendo a la par que lo hace mi cuerpo. Me siento ligero, etéreo por fin; me resulta fácil entrar en los cuerpos de las enfermeras y los médicos. Sorprendentemente sus mentes también me resultan accesibles.
Recorro la planta de cuerpo en cuerpo de mente en mente. Qué triste se ha puesto Lucía, la joven enfermera que me cuidó estos últimos meses. Con una lágrima se le desvela un pensamiento:
-"Ojalá su espíritu poseyera el de Óscar, porque nadie me ha mirado con la dulzura de este pobre hombre". 11/11/2020
Se escucha ese "pi" infinito, tan irracional, y a continuación, al pasar al otro lado, el pitido va desapareciendo a la par que lo hace mi cuerpo. Me siento ligero, etéreo por fin; me resulta fácil entrar en los cuerpos de las enfermeras y los médicos. Sorprendentemente sus mentes también me resultan accesibles.
Recorro la planta de cuerpo en cuerpo de mente en mente. Qué triste se ha puesto Lucía, la joven enfermera que me cuidó estos últimos meses. Con una lágrima se le desvela un pensamiento:
-"Ojalá su espíritu poseyera el de Óscar, porque nadie me ha mirado con la dulzura de este pobre hombre". 11/11/2020
He pensado muchas veces, luego de escribir un relato, en el porqué del mismo. Escribo espontáneamente, sin madurar apenas una historia. Ocurre casi sin querer, aparece en mi mente un germen y lo cuido para que crezca. Si el fruto es amargo, si dulce, si más salado o gracioso, dependerá de los gustos. Suelo quedar satisfecho de lo que he sembrado y cosechado, ¡cómo no querer a los hijos! Sin embargo, sé que no son perfectos, que escribir es un reto de superación y que siempre podrá hacerse mejor.
Si analizo el texto producido y que transcribí más arriba, puedo extraer algunas hipótesis del mismo. Independientemente del arranque del relato, obligado por las normas del concurso, pero condicionado por su significado, escribí según me sugería ese inicio: el pitido de la monitorización hospitalaria. Podía haber tomado otro camino, un pitido que sale desde nuestros propios oídos o el que se nos grabó del tren cuando lo oímos por primera vez siendo un niño. Si escogí ese, fue inducido por el relato que ya había sido seleccionado, hasta ese punto una frase sacada de un contexto nos sigue dirigiendo en el mismo sentido.
Lo original en cada relato de estas características está en el curso que sigue la historia. Ahí si ya somos más libres.
Dos nuevos relatos acabo de enviar. El comienzo obligatorio me llevó a encontrar dos caminos casi opuestos. Con ello pretendí dar dos visiones distintas de lo que se ha venido en llamar "cultura machista".
Título: Perfección
Su marido era insufrible, hasta sabía manejar la lavadora en los programas delicados.
No lo podía soportar, todo lo hacía de maravilla: lo mismo cocinaba que planchaba, sabía arreglarlo todo y, por supuesto, mantenía la casa en perfecto estado.
Para colmo, a las amigas de ella las tenía encantadas, y no dudaban en solicitar sus servicios, eso sí, por riguroso turno. Eso lo aguantaba con resignación, no podía defraudarlas, eran sus amigas.
Como no pudo ya más, tuvo que dejarlo por otro, que tenía todas las imperfecciones que a un hombre se le suponen. 04/02/2021
Su marido era insufrible, hasta sabía manejar la lavadora en los programas delicados.
No lo podía soportar, todo lo hacía de maravilla: lo mismo cocinaba que planchaba, sabía arreglarlo todo y, por supuesto, mantenía la casa en perfecto estado.
Para colmo, a las amigas de ella las tenía encantadas, y no dudaban en solicitar sus servicios, eso sí, por riguroso turno. Eso lo aguantaba con resignación, no podía defraudarlas, eran sus amigas.
Como no pudo ya más, tuvo que dejarlo por otro, que tenía todas las imperfecciones que a un hombre se le suponen. 04/02/2021
Título: Despotismo en la pandemia
Su marido era insufrible desde que supo de la pandemia. Se volvió huraño, egoísta y caprichoso; ya no quería salir de casa, pero sí que su esposa cubriera todas sus necesidades. La trataba como si fuera su esclava y no le regalaba siquiera un gesto de agradecimiento. Él creía que controlaba su seguridad frente al virus, pero no contaba con que el insufrible bicho viajaba, dispuesto a torcérsela, en la superficie de las latas latas de cerveza que tan ávidamente consumía…Y ahí se acabó todo. 03/02/2021
Y un poquito de Melendi...
3 comentarios:
Tengo que decirte que no se por cual decantarme los tres son muy buenos. Los dos último con una visión distinta que ambas para mi parecer no deseo así a un marido ajajja. La virtud en la media. ajajja. Sigue haciendo relatos y mandarlos porque son sinceramente muy buenos. Un placer leerte. Abrazos .
Hoy hemos tenido premio, no uno ni dos, tres en total. Yo tampoco se muye bien porque escribo lo que escribo, pro el resultado no es tan bueno como el tuyo. Un abrazo
En La Ser, con esa propuesta de frase de inicio, nos provoca un párrafo que luego va tomando forma. La idea global, que con el segundo ejemplo plasmas con dos textos, creo que se tiene desde muy pronto, luego ya, la transcripción e interpretación del escritor y el lector ya son cosa aparte.
Un abrazo
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