lunes, 28 de diciembre de 2009

SEÑORito AndaLUZ

Camina solo, marcando un paso firme y cadencioso... Sobre el empedrado resuenan las chapas metálicas de sus botas camperas.
Antes, ha dejado, sujeto por el cabestro a la reja de su misma casa, su caballo alazán, en la misma plaza del pueblo donde vive y ha vivido toda su familia desde siempre.
A pesar de ser domingo, se ha levantado temprano. Se ha bañado sin prisas y se ha vestido con parsimonia: pantalones de tiro alto, camisa blanca, chaleco y sombrero de ala ancha.
Más tiempo estuvo acicalándose, mirándose al espejo, vacilando con su cuerpo serrano...
Antes de ir al campo a trotar un rato, se dirige a la taberna. Allí encuentra a los de siempre, gente que no pueden parar en casa, sin oficio ni beneficio, pegados a una copa de aguardiente que le caliente la conciencia. Desgraciados de una sociedad podrida por las injusticias y el abuso de los amos.
-Mozo, invita aquí a los amigos - dice con voz segura para que todos le oigan.
- Gracias, señorito -dice el más borracho, los demás asienten con una sonrisa mitad forzada, mitad condescendiente.
Bromea con unos, regaña al ebrio, suelta algún chiste...¡¡ya se divirtió un rato!!. Paga sin esperar la vuelta y se dispone a salir.
-Condiós, señores...! ahí os quedáis...! me voy a tomar el aire...!
Nada más salir, surgen los comentarios, antes contenidos:
-Joputa el señorito... ¿cuando se acabarán los amos? -se atreve a articular el más joven.
-Déjalo estar, los nuevos tiempos se los llevarán a la gran puñeta...No tardará en llegar el socialismo y no quedará de ellos ni los sajones -dijo otro, el "Pelao", levantando por fin la cabeza, desde el último rincón de la taberna.
-Más vale que te fueras a buscar espárragos y así le das de comer a tus hijos. Y no pidas el socialismo, porque entonces tendrás que trabajar.., ¡¡ so "desgraciao"!! -le soltó el tabernero, harto de la cantinela diaria del "Pelao".

El señorito salía del pueblo, "chuleando" con su montura, camino del cortijo.
Nada más llegar, ya tenía al casero intentando sujetar los bríos del potro para ayudar al amo a desmontar. Al momento, la mujer y los hijos estaban dispuestos en fila para recibirle y cumplir con lo que se le ofreciera.
Tenía debilidad el señorito por la hija mayor de Ambrosio, su casero, y todos lo sabían. También algún beneficio habían sacado de ello. Sin embargo, a Rosita le repugnaba aquel hombre. Pero hacía caso a su padre, no podían quedarse sin el cortijo, que suponía el único sustento de la familia.
-Vamos niña, monta que te daré un paseo -inquirió a la joven.
Rosita era una chica algo presumida. Tenía motivos más que evidentes:
Un cuerpo agraciado, ojos negros de mirada intensa, larga cabellera de rizados y tirabuzones.., y una gracia especial que a todos enamoraba. Por tener, tenía hasta una bonita voz .
Con la mejor de sus sonrisas y poniendo en liza todo el encanto de que era capaz, se acercó a la caballería, acarició la suave crin y, mirando a los ojos del señorito, fue a decirle que...
-Señorito, hoy no puedo, tengo que hacer en la casa, porque padre no está "mu" bueno que digamos...Además, todavía queda faena de la matanza del cerdo que hicimos ayer.
-Déjate de cuentos y dame la mano, que nos vamos ...de paseo, ¡¡bonita!!
-Otro día, señorito...hoy, no.
-Sube por las buenas o por las malas...¡¡Vamosssssssss!!
-Pues hoy no va a ser, señoritooooo...-Una voz se alzó detrás del jinete.
Era Matías, el hijo del médico del pueblo. Hacía ya tiempo que rondaba a la chica y, desde hacía poco, tenía el consentimiento del padre para ello. Ahora era su novio.
El señorito no se atrevió a bajar de su montura. Era Matías un chico alto y fuerte, y hablaba en serio. Además empuñaba un bastón de acebuche que impresionaba.
-Ya me las pagarás, "desgraciao" - vino a decir mientras espoleaba su alazán y se volvía por donde hubo venido.

Todos sabían que aquello traería consecuencias. Por eso, la pareja no tardó en decidirse y marcharse del pueblo. Primero se irían a la capital, buscarían un cura que los casase y, lo antes posible, emigrarían al norte.

Casos parecidos a éste y circunstancias igual de absurdas e injustas, provocaron muchos flujos de población de Andalucía hacia Cataluña, Madrid o el país Vasco. Incluso emigraron a América, a la Argentina, sobre todo. El caciquismo, que concentraba la riqueza y el poder, hundió en la miseria a muchas regiones de España, y Andalucía lo sufrió más que ninguna.

Es ésta una canción que Carlos Cano popularizó en los inicios de la democracia en España. Por entonces, todavía quedaban "señoritos" y "amos"; pero con el tiempo se han ido diluyendo hasta casi convertirse en una especie en extinción.







8 comentarios:

Sara Royo dijo...

Así es. Por fortuna, estos retazos de la España oscura son cada vez menos, aunq el caciquismo no se ha extinguido del todo.
Un besico.

Sonia dijo...

Interesante relato.

Los tiempos cambian, afortunadamente.

Un abrazo.

Hipatia dijo...

Paso para desearte lo mejor en este año que empieza.
Un abrazo, Mateo.
Mar

zel dijo...

Aquí, la impresentable, leyendo, un amigo fiel...

Gracias por estar siempre aqhí, cerquita, gracias. Mereces de lo bueno, lo mejor, me alegra ver tunombre en los comentario, pe`ro mi vagancia (deberé aumentar la dosis de antidepre???) me impide muchas veces comentar. Hoy no. Hou te dejo un gran beso, muchos abrazos, mi pensamiento más dulce para ti.

Steki dijo...

Hola, Mateo!
Sólo paso rapidito a saludar por el comienzo del año y a la noche te leo. REsulta que soy una de las agraciadas que trabaja hoy, jaja.
Un beso enorme y muy feliz 2010!

María dijo...

Me gusta cómo cantaba Carlos Cano.

Interesante relato que nos narras hoy, Mateo.

Ta estamos en el segundo día del año, te deseo lo mejor para este 2010.

Un beso.

Sandra Figueroa dijo...

Mateo, los tiempos van cambiando pero siempre queda algo. Te deseo lo mejor en este Nuevo Año, que sigas pasando bellos momentos en estas fiestas amigo, gracias por tu amistad, te mando un beso desde Mexico, cuidate.

Anónimo dijo...

Aquí va un ejemplo de cacique y señorito andaluz en Morón de la Frontera:

"Pepe Guijo págale a tus caseros los tres años que te han estado cuidando la finca de la carretera de Marchena las 24 horas del día los siete días de la semana.
Tres años explotando a una familia inmigrante sin pagarles salario y obligándoles a vivir en condiciones infrahumanas. Si eres de verdad tan cristiano ten un poco de vergüenza".