En la madrugada, mi hijita se despertó asustada por una pesadilla. Me decía que una "Mantis" más grande que yo la perseguía por la casa. Me quedé con ella hasta que volvió a dormirse. Yo me quedé escribiendo mentalmente este cuento de terror:
Capturé una "santateresa" en la puerta de mi casa. Me gusta su cuerpo esbelto y bello, pero mucho más el aspecto dominante que muestra , incluso ante mí. Es valiente y no tiene complejo de inferioridad.
Preparé una caja de plástico transparente y la deposité junto a algunas ramitas y hojas secas. Para alimentarla le cazaba saltamontes y otros insectos. La cuidaba como si fuera mi mascota y me gustaba mostrarla a mis amigos.
Muchas veces la cogía con ayuda de un palito y me la acercaba para observarla muy cerca. La mantis me observaba también desde su postura orante y poco a poco nos fuimos haciendo inseparables.
Hacía semanas que estaba en casa mi "santateresa" . Me daba cuenta que cada día necesitaba más presas y que se las devoraba muy deprisa. También que crecía de tamaño,pues ya medía aproximadamente el doble de cuando la capturé.
A veces me la llevaba a la cama. Me gustaba verla desplazarse por las sábanas con su andar garboso y elegante. Desde que vivía con ella, nunca la vi intentar escaparse. Notaba que estaba a gusto conmigo.
Este domingo unas fiebres me asaltaron. Eché mano de todo lo que tenía en el botiquín y me metí en la cama a pasar el trancazo. Por supuesto me llevé a Teresa, así le llamaba, a la cama conmigo. Antes de dormirme la vi deambular por mis piernas, pero yo no podía moverme y su cosquilleo no me molestaba comparado con el fuerte dolor de cabeza.
-Aaaaaaaaaaaaahhhhhh!!!!!!!!- me desperté gritando. No podía respirar porque unas enormes patas me asían hasta levantarme del suelo. No podía creer lo que veían mis ojos. Mi mantis había crecido hasta superarme en envergadura. Y pretendía comerme, pues su boca se acercaba a mi cabeza con esa intención. No sé como, pero logré sujetarla justamente en el punto donde se unen su cabeza con el tórax. Creí desfallecer, pero, al fin, lo conseguí. Sentí la liberación de sus patas y cómo caía su cuerpo verdoso sobre la alfombra. En ese momento me desmayé.
Empapado en sudor y con un desagradable sabor de boca me desperté. Escupí asqueado lo que parecía mi propio vómito, pero, no. Nada de eso. Lo que tenía en mi boca era el cuerpo masticado de mi mantis, en su tamaño natural,
Lloré su pérdida y me conjuré para nunca más volver a tener mascota. Y seguí viviendo solo.
Este verano descubrí un sapo que surgía de entre las plantas y corría a esconderse. Varias noches lo busqué para fotografiarlo, pero no me daba tiempo a captarlo. Al fin, hace poco, pude
hacer la foto que se puede ver aquí más abajo.
Los sapos parecen torpes y lentos. Eso creía yo antes de querer fotografiarlo.
En varias ocasiones lo vi esconderse bajo los muros de la casa. Por eso esperaba a que fuera noche cerrada para salir a buscarlo armado del móvil y con la cámara dispuesta.
El resultado me pareció sorprendente, yo sólo apreté el botón....pasó un segundo y se hizo la foto.
Había visto hace tiempo un documental con el apareamiento de un macho con la hembra de la especie "Mantis religiosa". Por eso he buscado algo en la red. Encontré el siguiente vídeo. En contra de la opinión generalizada, no siempre se produce este desenlace. Es más, esto no ocurre casi nunca. Sólo en situaciones excepcionales de desesperación y de voracidad feroz.
13 comentarios:
Tu cuento da miedo, Mateo.
Un besico.
Ay me dio miedillo el cuento.
En lo demás, me sigues instruyendo.
Beso.
hola Mateo
un cuento un poco curioso el tuyo, el caso es que tienes que tocar todos los palos!!!
La naturaleza es maravillosa, y esta ahi,cerca de nosotros y casi nunca nos paramos a mirarla y a observarla, siempre vamos con prisas.
Tu eres un hombre paciente y te gusta la naturaleza, esta claro.Y con tus cosas,nos haces amarla un poco mas.Lo digo por el sapo y la amantis, unos bichos no muy bien visto.
Un fuerte abrazo
Un gusto leerte. A mi jardin lo visitan varios amigos, bellos, y otros horribles como ese sapo que no se dejaba fotografiar, a mi jardin llego una lagartija horrible que me miraba fijamente, pero mi perro la asusto y se fue. El cuento hace temblar mi alma pero es hermoso, me recordo La metamorfosis de Kafka. Te dejo un beso, cuidate amigo.
Muy bueno tu cuento, me ha acojonáo... jejejeje.
A mí me dan un poco de miedo las mantis, la verdad, me encantan los bichos pero prefiero los de sangre caliente.
Besos.
Plan de exterminio mundial.
No deja indiferente tu cuento mi querido amigo... y es que la imaginación juega fuerte aquí...;-)
Me recuerdo de pequeña mi padre nos llevaba a la orillas de un riachuelo para observar los insectos, sapos, ranas y unos pecesillos que a veces se encuentran.
Jamás me olvidaré de la rana...enorme! y papá nos llevaba justo a la hora que ellos salen a croar, al atardecer...
Yo, de pequeña me metía entre las ramas del riachuelo y observé muchas veces estos insectos... claro que nunca de forma tan precisa y perfecta como aquí...
Gracias Mateo, es un placer visitarte!
Besos,
Ali
Paso a saludar, te dejo un beso, cuidate mucho.
Cómo es posible que te atrevas a llevarte a la cama un bichito así, si sabes cómo se las gastan, aunque por lo que dices, hay mantis y mantis, al final igual que los humanos, los hay mejore y peores.
No me extraña que tu niña se asustase, ella sí que sabe, a mí me gustan todos los animales menos los insegtos, ningún insecto.
El cuento-sueño es terrorífico, como me acerde esta noche, se va a incrementar mi insomnio, cualquiera se duerme.
Un abrazo, Mateo.
Yo soy feliz...tengo cuatro gatos!!!!!!!!!!
Besos para ti.
mar
Mateo,imagino que ese cuento no es para niños...
Conocía las artes de la mantis hembra, por los documentales, claro. En Alicante, en el jardín teníamos muchas y de buen tamaño, y de color como las langostas. Pero aquí en el norte son más pequeñas y verdes. Lo que sí se ve mucho es el "fásmido" bicho- palo; es inofensivo y algunos elemplares son enormes. También veo pegados a la casa a los sapos parteros... Hay muchos y son curiosísimos de observar; hasta que llegué aquí no los había visto nunca.
Gracias, Mateo.
Un abrazo desde la Enter.
Hace muchos años que ya no vivo en el campo, pero efectivamente, era impresionante y eso si lo recuerdo, la enorme cantidad de "bicherio" que con mi amigo de la infancia descubríamos dia a dia. Ciertamente la curiosidad, también nos llevaba a realizar periódicamente alguna actividad de quirófano sin anestesia; el especímen preferido, recaía casi siempre en una de las muchas ranas que abundaban por las charcas.
Todo ello y en referencia a los niños de hoy, era completamente diferente; el campo era el entorno natural y los bichos de todo tipo estaban incluidos en el lote; si alguien mostraba pánico en aquellos parajes eran precisamente estos tiernos animalitos al vernos aparecer, dispuestos a ampliar nuestros primarios conocimientos en el campo de la biología campestre.
Mateo, tardo mucho en leerte últimamente, pero tu calidad va en aumento asi que no decaiga ese ánimo.
Cuánto me gustaría tener un jardín para estar rodeada de naturaleza con flores y animales, y sobre, todo ver a mi hija disfrutando de ello, y que tanto anhela.
Un beso.
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