miércoles, 9 de julio de 2008

BUSCANDO LA FELICIDAD

Me he pasado todo el fin de semana dándole vueltas al asunto. No conseguía encontrar una feliz idea que fuera mínimamente aprovechable. Iba y venía del salón a la cocina, del baño al dormitorio; y las musas… escondidas, quizás en el diccionario. Ya estaba algo nervioso cuando, por entre los visillos, una agradable caricia de la primavera empezó a aclarar el nublado de mi cabeza. Solté el lápiz y el papel y cerré los ojos. Olvidé los deberes de aprendiz de escritor y casi me dormí.

No volví a acordarme del asunto hasta bien entrada la madrugada del lunes. Para coger el sueño intenté retomar el tema. Sólo conseguí despabilarme del todo. Nervioso ante lo infructuoso del intento, me volví hacia mi compañera y junto a su cálido cuerpo, ahora sí, me dormí.

De vuelta al trabajo, comenté con los compañeros la ideas que me rondaban por la cabeza. Casi improvisadamente, comencé a entrevistarles.

-¿Qué te falta para ser feliz?- Les espetaba.

Ante pregunta tan íntima, algunos tardaron en reaccionar. Las respuestas no diferían mucho de las que yo había ido rehusando varios días: la salud, la familia, la estabilidad en el trabajo, encontrar el amor... No me había dado cuenta, pero hacía tiempo que no hablaba así con ellos. Sentí el rubor y el no sé qué decir de otros. Acercarme a ellos me dio ánimos para acabar la jornada y lo di por bien empleado.

De vuelta a casa, mi hijita con su incontrolable actividad no me dejó un respiro para siquiera dar una cabezadita: dimos de comer a los gusanos de seda, modelamos plastilina, nos perseguimos por el jardín,…se ha acostumbrado a llamarme “papito”, no sé donde lo habrá oído, y lo ha repetido no sé cuantas veces, pero yo no me cansaba de oírlo.

Cuando todos duermen, escribo con mi pequeño lapicero sobre hojas sueltas que Ana deja a medio pintar. A estas alturas aún no me he hecho en serio la pregunta:

-¿Qué me falta para ser feliz?- pienso en silencio.

- Quizás, poder escribir este relato.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola me parece estupendo que redactes tu blog

Anónimo dijo...

me han gustado mucho tus relatos,veo que tienes madera de escritor ¡sigue así!

Clarice Baricco dijo...

Mientras se escriba con el cuerpo del corazòn, el instante de la felicidad llegará al terminar la hoja. Las letras explotarán. Serán alegres o tristes, no importa, tù escribe.

Graciela.