miércoles, 28 de octubre de 2009

Debajo del ciprés


El árbol ciprés,
que mira al cielo,
conecta con el paraíso.
También con el infierno.
Amor y muerte
-al fin y al cabo, son lo mismo-
suben o bajan del mismo lugar.

Bajo el ciprés del parque, una chica espera sonriente que le hagan una foto. No ha visto todavía que alguien la observa embelesado...
Alonso esconde su nerviosismo a la vez que guarda sus manos en el bolsillo y se aleja de allí con la mirada perdida. Es entonces cuando Lucía lo reconoce.
Las familias de ambos, los Retamero y los Hinojosa, se odian desde hace más de un siglo.
El día que un Retamero, antepasado de Alonso, y un Hinojosa se lanzaron miradas de muerte no ha podido olvidarse, tampoco sus consecuencias. Durante años la sufrieron calladamente.

A finales de XIX, en una taberna lóbrega y de rancio olor, cuatro jóvenes juegan a las cartas. Hay mucho dinero en la mesa y dos miradas ansían cogerlo. Para jugárselo, Alonso tiene que poner sobre la mesa su potro de pura raza árabe. Pero las cartas buenas las tenía Miguel.

El orgullo herido del Retamero esperaba oculto al paso de Miguel... Y una faca de afilada hoja esperaba un corazón que partir. Pero el movimiento reflejo de la sorprendida víctima la alejó unas pulgadas.
Miguel llegó sangrando a su casa. La madre se levantó a abrir el cerrojo de la puerta y, al ver el reguero de sangre, se la llevaron los demonios.
Día tras día atosigaba a su marido y al menor de sus hijos clamando venganza.
Una noche que esperaban sentados la cena, la madre se plantó en medio del comedor:
-Aquí no se pone más la mesa hasta que no matéis al malnacido del Retamero que casi mata a vuestro hermano.
No les quedó más remedio ante la resolución de la madre.
No pasó ni una noche más sin que padre e hijo se apostaran en la entrada del pueblo, escondidos bajo el ciprés. Sabían que tarde o temprano, Alonso pasaría por allí.

Una soleada tarde de otoño, Lucía dejaba que su reflejo se bañara en el estanque. Alonso, al pasar junto a ella, sólo se atrevió a mirarla en el agua, pero una suave brisa desdibujó la esbelta figura y él sólo se llevó lo que el viento. Mas Lucía sí fue atrevida, pero él no lo notó.
Una compleja mezcla de intuición femenina y pura química le hicieron, con el paso de los días, sentirse atraída por aquel esquivo y prohibido chico. Sin embargo, Alonso sí sentía que, con sólo verla, se le disparaba la adrenalina... él ya sabía que no era otra cosa que amor, aunque un amor imposible.
No tardó mucho en que su vergüenza fuera superada por el deseo de mirar a los ojos de ella.

La incipiente luna nueva cobijó a los asesinos que se abalanzaron al paso de su víctima. Y allí quedó con un grito ahogado de dolor y tumbado con cuatro rosas rojas en el pecho.
Nadie vio nada y nada se supo hasta la mañana siguiente, cuando un arriero contempló el cuerpo tirado.
De la familia Retamero, la madre sufrió mil veces más que nadie.
Con el paso de los días, buscó consuelo en una bruja echadora de cartas. La hechicera le exigió un conjuro: Debía depositar las ropas de sangre manchadas y bajo el ciprés ocultarlas. Quién fuera responsable de la muerte, no tardaría en morir allí no más lejos del radio que imponía la sombra del ciprés.
Los hombres de la familia Retamero se dieron a la bebida. Y noche tras noche bajaban borrachos como cubas.
Una noche de tormenta, Angustias, la madre, salió en busca de su camada. Harta estaba de las esperas interminables y del avinagramiento familiar.
Rayos y truenos restallaban el cielo, mientras una figura fantasmal pasaba justo por la sombra del ciprés. Quiso el cielo o el infierno que un rayo fulminara aquella figura y la dejara tan inerte como áquel que con cuatro rosas lo estuviera.

Y ocurrió una tarde. El joven Alonso siguió la estela perfumada de rosas de Lucía y, justo a la altura del viejo ciprés, la cogió del brazo.
El domingo por la tarde Lucía, ya esperaba a su enamorado en la barra del bar más concurrido del pueblo.

20 comentarios:

MAR dijo...

MUY LINDO POST!
ME ENCANTA ESA CANCIÓN!!!!!!!!
Besos para ti.
mar

LiterataRoja dijo...

Historias que ocurren todo el tiempo. Y la canciòn es hermosa!

Besos

Sonia dijo...

Preciosa entrada.

Un beso.

Anónimo dijo...

Muy bien narrada esta historia y con un cierre bueno. Un placer leerte. Saludos.

la_gaviota dijo...

que bueno leerte, tus narraciones que siempre entregan variedad alegrias y pensas, recordando hoy, una historia de amor, uizas como dicen en la cancion, no eran de este planeta....

pero yo esta noche pensare que si, quiero pesarlo, y mas desear que haiga muchas historias verdaderas de amor y que tengan buen termino, un abrazote muackk

Sara Royo dijo...

Siento debilidad por los cipreses.
Un besico.

Anónimo dijo...

Hola Mateo,
bonita historia de amor que termina mal.
Espero que la tuya dure toda tu vida.
Un abrazo

necora 56 dijo...

Ufffff el tema de los cipreses es algo que me lleva automáticamente a los cementerios.
Me gusta la canción y me gusta tu forma de relatar... noto que cada día tus cosas son mas concretas y elaboradas.
Es un placer entrar aquí y leerte.
Un abrazo.

Recomenzar dijo...

Querida Mateo :tanto tiempo sin ver palabras hermosas como las tuyas.Me gusta verte con nosotros haciéndonos reir y revoloteando como lo hacias antes.
tus escritos son bellos
y te salen desde adentro Se
te
extraña besos

SOMMER dijo...

Todo esto con un Ciprés???
Amigo mío, si llega a ser un Olivo....

irene dijo...

Bonita historia, nunca dejará de haber Romeos y Julietas y amores que podrán saltar todas las barreras.
Un beso, Mateo.

Clarice Baricco dijo...

¡Oh! ¿por qué escribes esto? jajaja...oh...lindo dolor.

Abrazos.

la_gaviota dijo...

un abrazote guapisimooo y esperando tu siguiente spot besitos

Steki dijo...

Qué linda historia, Mateo! Narras tan lindo...
Beso para ti, amigo.
STEKI.

...flor deshilvanada dijo...

Al menos podemos ver que triunfó el amor después de tantos años de odios y rencores.

Qué abandonado te tengo Mateo, perdoname!

UN besote!

Sandra Figueroa dijo...

Una historia muy linda, cosas de la vida real. El cipres es un arbol muy bonito, me gusta mucho. Si el cipres hablara tendira miles de historias que contar.....Fue un placer leerte, te dejo un beso, cuidate.

Hipatia dijo...

Preciosa historia, contada de forma tan original y jugando con los tiempos.
Ya sabes que para los romanos el ciprés era un símbolo de bienvenida, una idea que se puede aplicar a todas las emociones gratificantes.
Gracias, amigo.
Un abrazo estelar.

La Loca dijo...

He soñado con usted Don Bellido... He soñado cosas que es mejor no contar, se horrorizarían las puritanas del pueblo, acerquese se lo digo al oído (Nos quemarían vivos mi señor)

Era una tarde de domingo, de ese domingo que a usted no le agrada mucho, estaba la jefa en misa y, usted fiel sirviente cuidaba las labores de casa, Como sabe usted por estos rincones del pueblo maldito tengo fama de loca (Pero sabemos los dos que de loca nada... O sí, en sus brazos durante aquel sueño enloquecí de placer)

No daré más detalles; no señor, es una falta de respeto... Pero he de contarle que ha roto usted mi falda de cuadros rosa, aquella vieja que me regaló doña Maria para el día de mi santo. Sí pasa usted por el dispensario y me ve venir sonriente con estos harapos, dispense usted la sinceridad pero es que ha sido su culpa.

Esperaré con ansias el próximo domingo, a ver si acaba usted de romper los tejidos desgastados de esta sucia falda de cuadros rosa.

Tranquilo, Don Bellido, no se preocupe usted que como tengo fama de ser loca, puede rehacer la falda, volverla a romper con los dientes sin que nadie lo note extraño...

أنا أحبك

Alimontero dijo...

Hola mi querido amigo, ya estoy de regreso...gracias por tus visitas;-)

Me encanta leerte, tienes una habilidad increíble para ello!
A mi, la música me encanta y ésta espreciosa!!

Saludos Mateo!!

Ali

Un poco de todo dijo...

Hombre -macho andas perdido tus escritos tienen melancolía. Estoy como que solo entre mujeres te necesito vamos despertate ..
EL LOLO :)