domingo, 9 de agosto de 2009

Escalera de caracol

¿Quién puede decir que este caracol insignificante no busca con ahínco un lugar donde ser feliz?

Eso me preguntaba yo mientras lo observaba deslizarse verticalmente por la pared del patio interior. Y es que me pareció apesadumbrado, pero en nada falto de ánimo.

Había llovido y por eso se atrevió a salir de su oculto lugar tras las macetas.

Cuando estudié a estos animalitos por primera vez, estaba ya en el instituto. Decía el manual que el caracol es un molusco gasterópodo. Traducido sería algo así como "de cuerpo blando con el estómago en el pie"

Mas, de la observación que realicé de este inquilino, me llamó la atención su deambular perdido por el muro de cal. Pudiera ser que necesitara un aporte de calcio mayor para proteger su concha. En todo caso, pudiera estar buscando una salida. Que sea un insignificante molusco, no quiere decir que no necesite ser libre también -todos lo necesitamos.

¿Y si buscara pareja? A mí me pareció un caracol macho, por la de vueltas que daba. Una hembra se hubiera estado quieta en un lugar visible y esperaría al incauto del macho -Me permito esta licencia porque no conozco bien a los caracoles; si conozco algo es a los de mi especie: hombres y mujeres.
Los caracoles son hermafroditas, es decir, tienen tanto el aparato sexual masculino como el femenino, produciendo tanto espermatozoides como óvulos. Deben acoplarse, porque no pueden fecundarse a sí mismo; necesitan, pues, a otro caracol -da igual si macho o hembra, ya ellos se entienden. Para ello están bien equipados de un pene y del órgano receptivo correspondiente.

He encontrado una fotografía donde puede verse a dos de estos individuos copulando en una postura que ya quisieran muchos imitarla.
¿Se besarán los caracoles?
Siguiendo con el que está en la pared del patio. Debía estar solo, pues no veo otro caracol cercano -seguro que, si aparece, será la hembra.


De ahí que me haya dado por pensar en que mi "amigo" lo que busca es con quien acoplarse. Y si no encuentra a nadie con quien hacerlo, buscará otro patio cercano.
Al día siguiente, seguía lloviendo. Mi solitario amigo volvió a pasear por la encalada pared, pero no subía apenas unos metros. Quise ayudarle, lo llevaría a la casa de los vecinos de al lado, que tienen patio también.

Fue un atrevimiento ir a la casa de un extraño, pues yo no conocía a nadie de la vecindad, sólo llevaba dos días en la casa de unos amigos -los propietarios del patio y amos del caracol.
La vecina era una chica extranjera que no me entendía nada. Debió pensar que estaba loco...
-Un tipo con un caracol en la mano cuando más llovía, no es para pensar otra cosa.
Intenté explicarle con signos lo que pretendía hacer por el caracol y lo empeoré todo. Me dio con la puerta en las narices. Pensándolo bien, debí parecerle un pervertido, y el caracol mi fetiche.

Tuve más suerte con los vecinos del otro lado de la casa, me entendieron perfectamente; pero, para mí que no les transmití ninguna confianza y me dieron una excusa inapelable:

-Nos llenará el patio de caracoles y se comerán las plantas.
Pensé automáticamente que no podía rebatirles su argumento. No iba a decirles ,cuando eso pasara, que tendrían para un jugoso plato de caracoles.
Estaba empapado y desanimado...¿qué hacer? Entonces se me encendió la bombilla y, claro,¿cómo no lo había pensado? ...lo dejaría en el parque cercano, en la zona más tupida de plantas. Así lo hice, aunque no me di cuenta de que seguiría empapándome.

Volví a la casa, me sequé y me cambié de ropa. Al rato salí de nuevo al patio, había escampado. Y cuál fue mi sorpresa al ver esta estampa:



-¡¡Caracoles!! -exclamé.

La chica estaba allí, buscando a su pareja.

¿Quién me llamaría a mí meterme en asuntos de moluscos?


No se me ocurrió nada mejor que ir por el radio-cd. Buscaría una canción para consolar a la chica.
No sé si le gustará esta canción, lo mismo la pone triste. Bueno. Luego la llevaré al parque.


12 comentarios:

Alimontero dijo...

Sabes? muchas veces me pasó lo mismo que a tí... solo que yo no consultaba con nadie, tomaba el caracol y lo alojaba sobre el muro del lado y punto!! ;-)
Eres muy divertido, no sabes como me has hecho reir con tu historia..
te dejo un abrazo y que tengas una bella semana!!

Ali

la_gaviota dijo...

hola vaya escrito, sobre los caracoles jeej, me gusto mucho la verdad, creo que te habia tenido olvidado, y pido perdon por eso, quizas no me llega mi correo la notificacion cuando has publicado un nuevo articulo, sobre mi publicacio en caminoa monterrey, pues lo escribo sobre la marcha, este nuevo capitulo esta fresquito jejeje, y aun estoy pensando como salirme de este camino que ya lo llevo bastante tiempo y muy lento por cierto, u abrazote....
gracias por visitarme

Themys Brito dijo...

Me gustó mucho... la lección es que en cosas del amor uno no se mete. Como que eso de casamentero no te salió. Jiji. Pobre caracolita. Al final, lo que se va a dar se da y lo que no, no.

Un saludo.

María dijo...

Con este texto del caracol, me has hecho retroceder en el tiempo, y he recordado cuando era niña y tenía entre mis manos a los caracoles, recuerdo cuándo los buscábamos todas las compañeras en la huerta del colegio, y nos hacíamos con ellos poniéndoles en nuestras manos, a la vez que cantábamos la canción de: caracol, col col, saca los cuernos al sol que tu padre y tu madre ya los sacó.

Un beso.

PD.- Muchas gracias por el comentario que has hecho de mí en el blog de Mucha, yo también te respondí allí, eres un gran persona y amigo.

Pedro J. Sabalete Gil dijo...

Aquí si que pegaba una canción de Manolo Caracol!!!

Me he divertido mucho leyéndote. Siempre me gustaron esos bichitos que se toman con tanta lentitud sus cosas, en las antípodas de mí, eternamente buscando la humedad con ternura.


Te agradezco todos tus comentarios. Ahora estoy en Jaén y la conexión aquí, en casa de mis padres, es deficiente.

Un abrazo, Pedro.

Rubentxo dijo...

Jajajajaja.
Me lo he pasado pipa con la historia de tus Romeo y Julieta particulares. En asuntos del corazón, mejor no entrometerse...
Me imagino al pobre caracol escuchando la canción de Amaral y me mondo de la risa.
Qué bueno, ché.
Saludos!

Patricia dijo...

Que linda tu historia! a demas que no sabia muchas cosas de los caracoles admiro tu arte de la imaginacion...Pobre ninya espero la dejaras con su parejita cual mediador romantico :)
Amigo, te deje un regalito en mi blog,
besos, feliz semana!!

MAR dijo...

Vengo del Blog de Flor deshilvanada (Evan), me gusto tu comentario y tu sensibilidad.
Un abrazo para ti, muy lindo tu blog y tu forma de pensar.
mar

Pedro J. Sabalete Gil dijo...

De nuevo aquí por en centro penínsular. Mañana arrancó para tierras norteñas. Me acordaré de ti cuando vea un caracol ;-)

Un abrazo.

Hipatia dijo...

Ha tenido mucha gracia, la verdad. ¿Quieres más caracoles serranitos, como el de la fotografía? Te puedo dar kilos y kilos, que aquí me sobran y se están comiendo la casaaaa.
Todas las semanas cojo unos cuantos kilos y alguien se los lleva a Huesca; no sé lo que hacen con ellos, no me preguntes, no quiero saberlo... De otra forma tendría que poner veneno y me da pena.
¿Has visto algún bebé de caracol? ¡Son transparentes!
Gracias por la historia, me ha encantado
Beso naviero-estelar.

LiterataRoja dijo...

Un texto mágico. Me encontré de pronto en el patio de la casa de mi abuelo, siendo niña, jugando con los caracoles y trasladandolos de planta en planta!!

Qué bueno volver a leerte!!

Besos!!

Clarice Baricco dijo...

Muy simpático tu relato. Me has sacado sonrisas. A mi me gustan los caracoles.
Te guardarè un caracol mexicanito.

Un beso.